El mayor
avance es detenerse
“El futuro aun
no ha llegado, pero pensamos en él y nos preocupamos, y nos sentimos asustados.
No somos capaces de residir en el momento presente donde está la vida. La vida
y sus muchas maravillas están disponibles dentro de ti y a tu alrededor... No
lo olvides, estás a tres respiraciones de distancia de ti mismo”.
(Thich Nhat
Hanh)
Reflexión
Antes de que
continúes leyendo: ¿Puedes observar con una atención gentil cómo estás
respirando en este instante? ¿Cuál es la postura corporal en la que te
encuentras? ¿Puedes observar también por algunos segundos el lugar en el que te
encuentras? Toma conciencia de ti mismo o de ti misma sin buscar conseguir nada
en especial más que estar presente en el lugar en que te encuentres.
Entrar en
contacto con la experiencia del momento presente, retornando la atención a la
respiración, a las sensaciones corporales y al entorno que nos rodea es una
capacidad que todos tenemos, aunque a veces la pongamos poco en práctica, cada
uno de nosotros puede decidir retornar al propio hogar, detenernos de la
vorágine de los pensamientos para apreciar la vida que se manifiesta a cada
instante, la que está transcurriendo en el ahora.
Detenerse es
sinónimo de no seguir haciendo lo mismo que hemos estado haciendo durante
semanas, meses o años, continuar actuando en piloto automático, sino más bien
es la acción de traer la propia consciencia al instante. Detenerse es una
invitación que siempre tenemos a la mano para dejar por un momento la acción
estereotipada y retornar a nosotros mismos, integrando la atención con la
respiración, las sensaciones y el entorno, uniendo mente y cuerpo.
"El mayor
avance es detenerse" es una sentencia paradójica. Mientras más energía se
invierte en buscar el desarrollo, corremos el riesgo de separar medios de
fines, es decir, trabajando por alcanzar la meta de un futuro más próspero,
corremos el riesgo de no prestarle atención a la fuente de bienestar que está
siempre a nuestro lado, el momento presente.
Hemos
aprendido y en parte estamos habituados a creer que para resolver problemas
tenemos primero que encontrar las respuestas en nuestros pensamientos “Dándole
vuelta al asunto” pensando y buscando soluciones, lo cual puede estar muy bien
para algunas situaciones puntuales o para un problema matemático o una
inquietud teórica, sin embargo, suele ocurrir que podemos gastar mucho tiempo y
energía pensando sin llegar a ninguna conclusión, e incluso puede ocurrir que
los pensamiento exacerbados puedan transformarse en una “rumiación mental” que
no sólo no resuelve la dificultad, sino que se vuelve parte del problema.
La práctica de
la atención plena es una continua invitación a retornar al propio hogar,
observando el continuo flujo de la experiencia y no dejándonos arrastrar por el
tropel de pensamientos. Observando los propios pensamientos, y volviendo a la
experiencia presente podemos reconocer la transitoriedad de los pensamientos y
lo alejado que pueden estar de los hechos, como alguna vez lo mencionó Mark
Twain: "Lo peor de mi vida... nunca ocurrió".
La práctica
del detenerse es sinónimo de observar con atención dónde y cómo estamos,
dejando por un momento de lado los anhelos y deseos de progreso. Detener los
anhelos, sean cuales sean estos, y entrar en contacto con quienes estamos
siendo puede ser una experiencia de libertad, en la que dejamos por un momento
las exigencias y nos dejamos sostener.
En una sociedad capitalista,
orientada al consumo y al individualismo, que tiene como ideal el desarrollo a
toda costa, puede parecernos natural e incuestionable el valor del crecimiento.
Sin embargo, es valioso preguntarnos: ¿hacia dónde estamos creciendo? y ¿Cuál
es el costo? Si no nos detenemos a revisar este valor podemos apriori
connotarlo positivamente, sin siquiera cuestionar de qué desarrollo estamos
hablando. Si no estamos conscientes, podemos entrar fácilmente en la
competencia de ser más desarrollados, lo cual contempla a lo menos dos riesgos
significativos:
1) La
Ilusión de alcanzar en algún momento el desarrollo prometido: Se puede
comenzar una carrera de nunca acabar, como el horizonte que en la medida que
nos acercamos también se va desplazando, trabajar buscando alcanzar el
desarrollo es buscar alcanzar algo que no está nunca presente o que siempre es
una aspiración, lo cual puede ser una continua fuente de insatisfacción y
frustración.
2) Perdernos
el bienestar del momento presente: Un segundo riesgo asociado al
anterior es que en la búsqueda del desarrollo y crecimiento, podemos pasar por
alto el bienestar que ya tenemos y la abundancia que está en el momento
presente, una abundancia que puede fácilmente pasar desapercibida si estamos demasiado
preocupados del pasado o futuro, podemos no reconocerla si no realizamos el
gesto de detenernos para prestarle atención.
Dejar por un
momento de lado los anhelos y permitimos abrirnos a las innumerables riquezas
que disponemos día a día es algo que está al alcance de todos, a modo de
ejemplo, algunas de las muchas cosas que podemos disfrutar en el momento
presente: Respirar y hacerlo con tranquilidad, estar y sentirnos vivos, tener
conciencia de nuestros sentidos que nos permiten entrar en contacto con el
mundo, poder ver, oír, palpar, degustar, etc., tener personas a las cuales
queremos y que nos quieren, familiares, amigos, etc.
Si no nos
detenemos, lo valioso de la vida se nos puede estar pasando por alto.
Detener el
piloto automático, respirar, permitirnos entrar en contacto con el milagro del
momento presente, es un gesto de profunda libertad y entereza que puede
transformar la propia vida y la de quienes nos rodean.
Práctica
Más que una
actividad puntual, durante esta semana te invitamos a que puedas observarte a
ti misma, a ti mismo, e ir reconociendo si en algún momento del día estás
actuando en “piloto automático”. Sin juzgarte o a buscar cambiar de manera
radical la situación, puedes aprovechar de observar con gentileza y simplemente
volver tu atención hacia tu experiencia presente, tu respiración, las
sensaciones de tu cuerpo y tu entorno.
Recordando que estamos
a tres respiraciones de distancia de nosotros mismos, puedes esta semana estar
atenta o atento a tu capacidad de detenerte, cuando lo recuerdes puedes
simplemente observar con atención tu experiencia presente y abrirte a los
aspectos nutritivos del momento presente. Puedes también utilizar algunos
recordatorios que te sirvan como recordatorios de volver al presente, por
ejemplo, puedes poner algunas notas en tu hogar o en tu lugar de trabajo que te
inviten a detenerte, cuando manejes o estés en la calle puedes aprovechar los
discos "pare", no sólo para detener la velocidad del vehículo, sino
que también para detener tu propio ritmo y volver a estar más consciente, o
puedes buscar cualquier señal que tengas a mano y que esté dentro de tus posibilidades
que te ayude a conectarte con tu precioso momento presente.